4/5/17

Transicionas, asciendes, me dejas.

 


Te abrazo como si fueses a convertirte en aire, como si una cuenta atrás me amenazase. Le enseño los dientes pero no se achanta y tú te dejas, pierdes fuerza. Aceptas irte. Asientes y me lanzas a la nada absoluta. Abrazo tu cuerpo suave, aprieto la calidez de este hasta el sangrado de mi pecho. Cierro las pestañas tan fuerte que me vuelvo ciega. Y ya no veo que te vas -o que me voy a la fuerza- pero lo siento en mis palmas.

Petición caprichosa.

No preguntes por mí cuando tus pies comiencen a dar pasos y avances. No lo hagas porque me pitarán los oídos y no podré evitar la fusta del recuerdo golpeándome el pecho sin ninguna piedad. Si te vas, si es un hecho, cierra la puerta de golpe, atráncala, empotra un armario al otro lado, lo que se te ocurra mientras logres hacer que no pase el viento, ni tú.
Te pido, como el último capricho de la que alguna vez fue tu niña consentida, no ser capaz de salir de dónde me has dejado, porque, de hacerlo, correré en una dirección que no deseo y sí, cariño, esa es la tuya. Porque así, emocional y estúpida, tiendo guiarme siempre hacia el caos aunque en el fondo de mí sepa que para dejar de caer al vacío primero tengo que dejar de saltar a él. Cuántas veces lo habré hecho, cuántas son las que me habré suicidado por ti y cuántas la que mi ser, casi fantasmal, sería capaz de seguir ofreciéndole al diablo por un segundo compartido contigo.


Resurgir.


Vuelve, fénix
retorno infinito
vuelve sin alas,
desplumado,
incluso muriendo y renaciendo al tiempo
en cada aleteo incierto.

Vuela torpemente sobre tu sangre fría
y acércate a tus restos,
besate la frente,
arrancate el corazón a picotazos
sin piedad
que no importa si ya tiene agujeros.

Devórate el alma muerta
conviértela en lección
llévala como una gema en el pecho
con orgullo y la cabeza en alto
hasta tu próxima muerte.


No quiero.


— ¿Duele?
— Duele…
— ¿Es suficiente? ¿quieres que pare?
— No pares nunca.

Y no estabamos follando,
estábamos haciendo el amor.
Y no era un amor de cuerpos
porque el amor se hace amando
y la piel es solo añadido.


Por eso tenía el corazón en un puño
y apretando, sangrándolo
dibujaba en la pared un ave que quería salir de la espiral
y no podía hacerlo porque en el fondo no quería.

— ¿Quieres que deje de doler?
— Si de ello depende dejar de querernos. Bienvenida sea la muerte. Oh, bienvenido sea pues el dolor. Le abro las puertas de mi casa, de mi pecho. Qué se instale y expanda como veneno, que me mate, que me mate con amor, que me ame arañando. 

Frío y abandono.



La escarcha ha borrado el camino de vuelta al lugar en donde el viento no puede despeinarme, deshacerme. Cuánta debilidad y peso pluma. El alma es demasiado volátil si me falta piel, si no poseo cuerpo porque la materia decidió declararse tan tuya que me abandonó. Aunque si lo pienso bien, no puedo recordar a ciencia cierta si tiempo atrás hubo destino, si las piedras en el suelo guiaron al caminante perdido alguna vez.

Partida.


Esto de la vida y el amor parece un juego, pasar la patata caliente a ver quién es el desgraciado al que le estalla en la cara. Y a quien le toque pues a joderse.

Esto del amor parece un juego en el que uno siempre tiene que perder si quiere (a otro).

Esto del amor parece un juego de turnos,
de ahora me toca a mí porque estoy herida y necesito alimentarme a base de penurias
y mañana a ti porque te habré dado muerte sin excusa y por orden.

Parece que en el amor quién esté roto tiene la libertad de romper,
tiene esa carta de fuego que puede gastar quemando
y cuando provoca el infierno y se retira dando por complacida su oportunidad homicida.

Le toca al siguiente pasar la puta patata caliente.
Te toca cruzar los dedos por que no te reviente.

Esto parece una enfermedad de transmisión emocional, un virus, un bicho bonito que se instala en el corazón de los amantes y muerde víbora
pero le tomas cariño aunque besando mate.

Porque joder, cómo besa la parca.


Esto del amor parece un juego y no sé siquiera si nos meten a punta de navaja inconsciente o simplemente nos va el riesgo de jugar partidas que no controlamos. El que dispara sale victorioso, que pasé el siguiente, que tire la piedra, que mueva la ficha.

Definición de ti.



Eres el nombre en forma de grito que desgarra mis cuerdas vocales,
eres quien me araña la piel desde dentro,
quien tirita para que la cubra con todo mi amor propio. Eres quien, tras matarme, me hace ojitos, inocentes ojitos y, entonces… solo puedo querer protegerte y a la mierda si es mi cuerpo el que para los balazos.
Te quiero.

Suicidio de Mar.

 

 Me ahogo en el mar que quiero,
Me sumerjo y dejo la luz mía en el nombre que yo elijo.
No me está matando,
me estoy suicidando.

Es que adoro estas aguas
que mientras me mecen
me miran a los ojos como perdonándome,
me roban el aire,
que mientras me llevan
me traen con mimo.

No me está matando este mar
solo actúa como ha conocido
solo asfixia como sabe querer
y repite lo que le han enseñado.

No me están matando sus olas,
soy yo
espuma gris,
chocando a voluntad
porque (la) quiero,
precipitando a donde no sé nadar. 

Amar, liberar.


El crujido de las cadenas abriéndose es mi nueva canción. Es el himno de una mente clara que libera. Y ojalá regreses a mi, que me creo hogar cálido. Ojalá porque estaré aquí de vez en cuando, esperando.

Pero mientras dure el letargo
sin que duela,
ojalá vueles,
ojalá te vaya bien.

Tráeme anécdotas y souvenires,
tráeme anhelos y deseos,
tráeme ganas de devorarnos a besos.

Te quiero libre, pequeña.
Verte libre me libera el alma esclava.
Acerca la libertad tuya a la libertad mía, sin pesadez, sin agonía.
Nos quiero libres siempre, queriéndonos suave y bonito,
como la seda.

Hoy he aprendido a volar porque te he visto practicando,
hoy he despegado y vuelo a tu vera.

Volemos, viajemos, recorramos la esfera. Tú por ahí, hacia aquí a veces, yo por otra parte, quién sabe dónde, buscándote y encontrándome.
No nos olvidemos nunca pero queramonos a distancia a veces, intermitentes. Quiérete conmigo al lado, a mano, sin mí. Te querré siempre.