Estoy harta de aguantar la corriente
y la cuerda que,
despellejada por el tiempo,
rasca más en las palmas.
Este verso,
si puede bautizarse así,
rebosa rabia y advierte desbordar
colmado por tus gotas.
Nadie acogería mis entrañas como poema,
pero me importa poco.
Nadie me mecería para dormir
como un bebé despavorido,
pero mantengo la armonía en el insomnio conmigo.