26/1/17

Destino.




Tengo un pasaje dirección a quererme más a mi que a tu fría indiferencia
y titubeo en la decisión de si coger o no el vuelo hacia un lugar que no sean tus piernas.
Lo he estado dando vueltas y he llegado a la conclusión de que lo barato sale caro y bueno,
habría cogido un billete en dirección a cualquier parte
mientras no me llevase de vuelta a ti.

Esta noche voy a estar sola y pienso disfrutar de ello
porque soy la única persona que nunca me va a faltar
y porque no te echo para nada de menos.
Suena a calumnia, lo sé, pero jamás hablé tan en serio,
tengo los dedos de frente y por fin entiendo que es una gilipollez querer al invierno.

Tú, tan clara, suave y delicada,
tan dañina, tan cortante,
creo que eres la época más amarga porque cada vez que digo adiós
me ruegas cinco minutos más y yo me acabo quedando,
toda la noche,
toda la vida.


Pero es que solo sabes querer a ratos, cuando te apetece.
Ciegas con palabrería barata
y sacas el tablero aun sabiendo que yo no sé jugar, y me pierdo.
Por eso me voy,
porque inyectas veneno cada vez que miras
y porque no dejas de añadir puntos suspensivos a esta historia macabra destinada al fracaso.

Solo te voy a pedir una cosa y es sencilla;
si algún día me ves a lo lejos, no importa cuánto tiempo haya pasado…
No te atrevas a pedirme cinco minutos para hablar y actualizarnos porque no sería capaz de negarme.

Y otra vez la estaríamos cagando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario