21/6/17

Demasía.


Si te hablase la voz de mi pecho te cantaría una nana tan suave que te acariciaría desde los talones hasta la herida. Subiendo, siempre hacia arriba. Allí a donde quiero que tiendas de forma perpetua. Que el cauce jamás descienda.



Eres el huracán al que nadie bautiza por temor al límite, eres sin nombre. Vives sin definición y gritas. Ruges, soplas, me echas aire en las mejillas y das vueltas y vueltas, mareándome. Devastadora. Soy casas en ruina, soy los retazos que abrazas cuando el diablo ha pasado y nos ha cerrado a todos la boca o cortado la lengua. Se ha llevado la mía y me besas, vampiresa, y te miro perdida.
Eres
perdición
y me encuentras.
Un sin sentido. El tic tac de un reloj estropeado que solo suena en la cabeza del paranoico. Dudo, tiemblo. Soy humana. Te beso entonces, me lanzo al abismo de tu boca, como puertas de la vida. Me aferro a tu aliento de luz como si no quisiera morir nunca porque ciertamente no deseo perecer, no deseo ser ceniza, tan solo quemarme por fuera, no del todo, sin que el viento pueda hacerme rehén. Mantenme, inmortaliza la nana de mi pecho. Hazme heridas que no sanen. Quiero aprender a caer y que me animes, desde arriba, sin tocarme.

Que espere el ósculo en la cumbre, yo escalaré, lo juro, me dejaré la piel, amor.

1 comentario:

  1. Me gusta tanto tu forma de escribir... Dios. Haces arte. Eres arte, Shane.

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